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Sobre Cuba

Los reflectores del mundo están una vez más sobre el pueblo cubano, su gobierno y la Revolución. Sin embargo, poco de cierto hay en las primeras planas de los diarios internacionales que, por supuesto, lucran con la inestabilidad de Cuba vendiendo información engañosa y recurriendo al cliché que siempre han ofrecido los conservadores, ese del supuesto dualismo obligado entre socialismo y dictadura. Todo esto, mientras censuran la violencia del gobierno de Colombia y ocultan lo que ocurre en las calles de Sudáfrica.


La realidad es otra y comienza con el hecho de que la isla de Cuba ha sido desde siempre la frontera natural, simbólica y epistemológica entre el imperialismo estadounidense y la lucha encarnada de los pueblos latinoamericanos, personificada en los comandantes Castro y Guevara, quienes, a su vez, inspiraron otros levantamientos en contra de la opulencia de la que gozan las grandes empresas a costa de la sangre y tierra de nuestros pueblos. Tener esto en mente es importante, pues la Revolución Cubana desde 1959 hasta siempre, representará la más grande derrota del injerencismo del imperio estadounidense, y éste lo sabe, y lo recuerda mejor que nadie.


Lo cierto es que la isla de Cuba carece de muchas oportunidades comerciales que se reflejan, principalmente, en el desabasto de algunos bienes y servicios básicos, tema con el que los promotores del injerencismo estadounidense intentan, sin éxito, deslegitimar lo conseguido tras la Revolución. Sin embargo, no se toma en cuenta que las causas de esta condición son el bloqueo económico de los Estados Unidos, el cual hostiga a la economía cubana, asfixiando a su pueblo. Mucho de lo que pasa hoy en Cuba se debe al bloqueo, no a la Revolución.


Ninguna economía de Estado podría soportar un bloqueo así, ni una sola.

Es decir, nuevamente el imperio busca la más mínima oportunidad de injerencia (primero mediática y después sólo ellos saben), con el pretexto clásico de su política exterior, la de una supuesta “crisis humanitaria” que no es mucho más que una coartada narrativa con la que se han desestabilizado e intervenido un sinnúmero de naciones con gobiernos legítimos que, evidentemente, amenazan el actual sistema económico-político regional y Cuba es, sin duda, uno muy importante. De ahí la insistencia en satanizar un modo de vida diferente al que ofrece el capitalismo occidental.


A pesar de todo ello, el pueblo cubano es el más importante ejemplo de conciencia histórica colectiva y son quienes antes que yo y cualquiera, defenderán la Revolución. Las manifestaciones recientes demuestran, además de la urgencia por retirar el bloqueo hacia la isla, que la influencia de las fuerzas políticas de extrema derecha (que recorren toda Nuestra América como fantasma) están presentes ahí. Sin embargo, sus números jamás serán mayores al de aquellas personas que representan la conciencia antimperialista.


No lo digo yo, lo dicen las brigadas de médicxs cubanxs que, impulsados por vocación y bajo una noción de lo común, recorren cientos de kilómetros para brindar su ayuda. Lo mismo pasa con lxs profesores cubanxs acá, en la sierra de Guerrero y Oaxaca. Tremenda diferencia conceptual respecto a la ayuda humanitaria entre la cubana y la yankee.

Que no se hable nunca la soledad de Cuba, porque Cuba no está sola. Cuba es, para los que creemos que otro mundo es posible, el más grande ejemplo para el mundo, seguido quizá por el Zapatismo. También es la propuesta más real y valiente de construcción de un modo de vida fuera del capitalismo devastador, a través de una sociedad equitativa, solidaria, justa, con ética popular y revolucionaria. La Cuba de hoy, que sigue siendo martiana, fidelista y socialista es el ejemplo de una construcción política (con una base epistémica, por supuesto) construida desde y para Nuestra América. Cuba es y seguirá siendo Revolución. ¡VENCEREMOS!


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