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¿Por qué hay tanto abogado?: México y su estilo de leyes

  • Revista Afluente
  • 6 may 2021
  • 5 Min. de lectura

Me encontraba sentado en mi sala viendo un programa de análisis político. Uno de aquellos shows donde no importa que digas en tanto nadie te entienda pero lo que menciones suene rimbombante. En esa ocasión se estaba discutiendo la reforma a la Ley Federal del Trabajo sobre el outsourcing y en esa ocasión la discusión corrió a cargo de un grupo de abogados de diferentes universidades.


Si bien la conversación versó sobre derecho laboral, el artículo 123 de la Constitución y algunos elementos juristas más, en realidad, lo que me llamó la atención fue el hecho de que hubiera puros abogados hablando sobre el tema. ¿Por qué hay tanto abogado en México?


Históricamente, la abogacía ha sido una de las profesiones típicas del universitario mexicano junto con Medicina y (ahora en decadencia) Contaduría Pública. No había Universidad que se respetara que no tuviera la carrera de Derecho. Esta carrera tiene una particularidad: forma profesionistas con una identidad más o menos reconocida y de la que las otras ciencias sociales aborrecemos: su soberbia, su idea irrestricta del imperio de ley nada más porque la ley es la ley, sus juicios precipitados, sus trampas, su corrupción, su desinterés social y ... bueno... ya sabemos como son los abogados ¿pero por qué los necesitamos?

En mi opinión, la razón de su necesidad deviene de una razón de forma... y tiene que ver con nuestro sistema de leyes. Para empezar ¿cómo empieza una ley federal? es más o menos así: H. Congreso de la Unión, bla, bla, bla... Ernesto Zedillo Ponce de León, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos en mi calidad de, bla, bla, bla, bla... El Congreso de la Unión expide la Ley Federal del Trabajo. Todo esto aderezado con un montón de fechas de expedición, publicación, fe de erratas si es necesario y lo que salga.


Después viene algo así como un Título Primero: Generalidades, Capítulo I: Objeto/Definiciones/Términos y siguen unos 10 artículos que se usan simplemente para decir algo como: un banco es una entidad financiera con personalidad y patrimonio propios que ofrece servicios del mismo tipo para la sociedad solo que con unas veinte palabras más que nadie entiende.


Y después de eso y dependiendo del tema, vienen un innumerable número de artículos ordenados por títulos y capítulos entre los que pareciese que: 1) destacan (por no decir importan) 15 artículos, 2) más de un artículo se puede unificar en uno solo y 3) más de un artículo enlaza a otras leyes o exige en seguimiento con base en cierto protocolo externo.

Y ya al final, y nada más para verse profesional, hay un montón de firmas de personas que probablemente no sepan ni que están firmando pero se “ve perrón” que se vean sus formas ahí. Para rematar agrégale la rúbrica del titular del ramo pertinente de la administración pública y la del presidente. Y claro, por sexagésima vez, la fecha, que no puede ser 21/10/1998, más bien algo como: Ciudad de México, Distrito Federal a los veintiún días del mes de octubre de mil novecientos noventa y ocho.


Ahora, la ley entra en vigor y unos tres meses después: un tribunal ya emitió un amparo por aclaración de contenido legal, las instituciones que pueden presentar acciones de inconstitucionalidad ya presentaron tres, ya hay una manifestación en contra y los abogados del área del derecho correspondiente tienen más trabajo que nunca. Y, por si fuera poco, los legisladores ya la quieren reformar tres veces.


Volvamos ahora a la Ley Federal del Trabajo. Es la máxima ley en materia laboral de México. Tiene 1010 artículos y un número bastante grande de transitorios y 34 grandes reformas desde que se publicó en 1970. Estas reformas no son pequeñas han derogado, reescrito y sobre escrito más de un artículo. Y la última de estas reformas es la del outsourcing del presidente López Obrador. El derecho laboral es una de las ramas más complejas y grandes del derecho mexicano junto con el penal.


Respondiendo a la pregunta, ¿por qué necesitamos tanto abogado? es precisamente por la forma en la cual están hechas nuestras leyes. En mi opinión nuestras leyes tienen tres características:

  1. Son socialmente inaccesibles porque no a cualquier persona le es fácil interpretarlas y usarlas a su favor.

  2. Son extremadamente rimbombantes, llenas de tecnicismos, largas, complejas y opacas

  3. Están hechas para no durar por dos razones: la primera es la insistencia de los grupos parlamentarios por dejar huella en las leyes mediante cambios en las mismas que poco aportan o benefician a la sociedad y la segunda corresponde a su excesivo contenido jurista que las dotan de rigidez y tensión y al final terminan resquebrajándose.

La razón de que sigamos necesitando a tanto abogado en tantas áreas en este país es porque necesitamos a un profesional con la suficiente habilidad para interpretar el anagrama de las leyes. De ahí que el profesional de las leyes siga teniendo tanta estima dentro de la sociedad mexicana porque, en última instancia, su interpretación y habilidad para encontrar una solución beneficiosa para su cliente pueden ser la diferencia para una familia entera. Al abogado se le paga por interpretar un horripilante montón de papeles, escuchar la historia y el problema de su cliente en el área del derecho correspondiente y hacer cuadrar la historia con la ley para finalmente presentar todo eso en un oficio con las palabras adecuadas ante un tribunal.


Esta situación ya no puede seguir así. Una cosa es la pésima calidad de legisladores que tenemos y otra muy distinta es la forma en la cual concebimos nuestras leyes. Las leyes deben ser sencillas, claras y flexibles para poder adaptarse a cualquier situación. Nuestras leyes no pueden seguir siendo tan rígidas y justificar actos que claramente no son justos solo porque la ley es la ley. Estoy seguro que para un jornalero le sería mucho más útil una simple Ley Federal de Trabajo con un razonable número de artículos que lo que digan en esencia ¿Qué es el trabajo?, ¿Bajo qué condiciones debe desempeñarse ser el trabajo en los Estados Unidos Mexicanos?, ¿Cuáles son sus derechos y cuáles sus obligaciones del trabajador y patrón? y si tiene algún problema diríjase a tal lugar y punto final. No llenemos nuestras leyes con una infinidad de fechas, firmas y transitorios. Es más ¿no sería más fácil solo incluir en la ley las firmas del Presidente del Senado, de la Cámara de Diputados y de la República.


Las leyes deben ser prístinas, accesibles, flexibles, fácilmente interpretables y deben tener sentido para la sociedad en primer lugar y después para la Corte para que logren perdurar en el tiempo. Bajo mi criterio a México le falta minimalismo jurídico. Supongamos que las leyes fuesen un elemento para evaluar a un país, ¿qué se diría de México? muy probablemente que a los mexicanos les gusta vivir mal y les gusta complicarse la vida. En fin, desde mi opinión, el mundo sería mejor sin abogados pero mientras nos guste saturar las reglas que nos rigen como sociedad (es decir las leyes), seguiremos viendo en la televisión discutir a abogados con términos que francamente a nosotros nos parecerían hasta inútiles.


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