top of page

No somos Dios

27 de junio 2021- Por Selena López Arce


Nota: En esta columna la palabra “nosotros” se refiere a la sociedad como un conjunto, no a personas específicas.


Cuando somos pequeños y hacemos amigos/as con personas del sexo opuesto, los adultos comienzan a molestarnos y romantizar la amistad. De ahí, nace la idea de que los hombres y las mujeres no pueden ser amigos, porque todo termina en amor, lo que a nuestra corta edad, no entendemos.


Pasan los años y nos piden que tengamos amigos de nuestro sexo, que nos integremos para no quedarnos solos. En algunos casos, dependiendo de nuestro sexo y educación, nos piden que invitemos a salir a alguien, nos hacen burla cuando somos del gusto de cualquier persona, o de alguien más. También se horrorizan cuando a nuestra corta edad ya tenemos una relación sentimental. Ojo, todavía no entendemos el amor completamente.


Es entonces que se llega cada vez más rápido a la edad adulta, cuando nos hacemos de una vaga noción del amor, tenemos amigos de ambos sexos, y tal vez, una pareja sentimental. Muchas personas en este punto ya tienen una vida sexual activa, y puede que lo mantengan públicamente o a en privado. Las relaciones románticas son comunes. La soltería también lo es y, dependiendo de nuestro de nuestra educación, podemos verlo como algo positivo o negativo. Algunos adultos, incluso, piensan en matrimonios a futuro.

Ahora te pregunto lo siguiente: en esta pequeña historia, ¿pensaste en alguna de las parejas que mencioné como parejas homosexuales? ¿Diste por hecho que todas las parejas estaban compuestas de hombres y mujeres?


De ser afirmativas tus respuestas anteriores, no te culpo. En las sociedades se tiene normalizada la heterosexualidad, debido a que públicamente, siempre ha sido la orientación sexual más común. Incluso, se ha dicho que las identidades de género y las preferencias sexuales son cosas "nuevas y de esta generación". Claramente, eso no es cierto.


Está bien, los seres humanos hemos creado mil y un cosas a lo largo de nuestra evolución. Se podría decir que algunos la juegan a ser dioses, con vidas y sociedades enteras en sus manos. Sin embargo, no somos Dios. Porque, aunque nos hayamos metido con la biología, nunca hemos logrado meternos en los sentimientos. El amor y la identidad, en todas sus presentaciones, ciertamente no son una creación del ser humano.


No somos Dios para decir que tipo de amor o géneros son válidos, que identidad de género es correcta, cuál debe ser el modelo de familia tradicional, la manera correcta de llevar a cabo nuestra vida sexual o quien puede vestirse de una manera u otra; al igual que quienes pueden hacer uso de maquillaje u otros accesorios.

Esta bien, hay personas que le tienen miedo al cambio. Sin embargo, esa excusa es un poco inválida si pensamos y observamos que nuestra sociedad evoluciona constantemente en cosas mucho más importantes que las “nuevas” preferencias sexuales. El primer y claro ejemplo son los virus y las pandemias. El tema de la “evolución” del amor, es lo que menos debería preocuparnos en este momento.


No considero correcto excusarse dentro de la religión. Si bien cada una es diferente, al menos la católica y la cristiana (que son las predominantes) comparten unas palabras de Dios y Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De acuerdo con la Real Academia Española, la palabra prójimo significa principalmente “individuo cualquiera”. Si hablamos de seguir la palabra de Dios, ¿por qué no estamos amando a las/los demás en términos de simple aceptación, de la forma en que lo hacemos a nosotros mismos?

No obstante, si nos ponemos a seguir la palabra de Dios al pie de la letra, la homosexualidad no sería la única cosa prohibida. También lo sería comer cerdo, donar sangre, divorciarse, cometer crímenes, vestirse de determinada manera, utilizar métodos anticonceptivos, ver a cualquier mujer, entre otras cosas. Si bien, algunas personas defienden algunos de estos ideales, es claro que ya no los seguimos en su mayoría.


Además, ¿dónde quedan las palabras de Dios?: “El señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes vuelven a él, jamás los abandonará”. Jesús murió para que nuestros pecados fueran perdonados, y Dios habla numerosas veces sobre el perdón. ¿Dónde queda esa parte?

Para las personas que creen en Dios o en algún ente divino, será el único que podrá juzgar a las personas. Sólo ese ente. No nosotros. Está bien que algunas personas, en el caso de la religión católica, sean los mensajeros de Dios. Entonces tal vez ellos podrían juzgar. Y aun así, siempre existirá el perdón.


Nosotros no somos Dios para decidir quien se va al infierno, para decirle a alguien como debe ser, para asumir que todos somos heterosexuales y cisgénero, hasta que alguien pruebe lo contrario. Nosotros no inventamos las diversas formas de amor e identidad. Sin embargo, si inventamos el “clóset”, las terapias de conversión, la homofobia y todo el dolor que esto le implica a las personas. Obligamos a la gente a entrar y sobrevivir a todo ello, algunos no lo hacen. Se piensa que es aceptable, que está bien; y no es así.


Está bien que hay muchas cosas que nos molesten y nos gustaría cambiar. Pero nuestro egoísmo termina donde la vida de otra persona comienza. No somos Dioses para jugar con la nuestra vida a nuestro antojo hasta que estemos felices. Si pudiéramos hacer eso, nada sería como lo conocemos; muchas personas no serían presidentes/as, otras muchas ya habrían dejado de existir hace mucho tiempo. Tal vez, ni siquiera existiríamos nosotros.

Si las personas de la comunidad LGBTTTIQA tienen que aceptar que hay personas que no los aceptan, tal y como son, ¿por qué esas personas no pueden aceptar a la comunidad? No somos Dios para que nos hagamos los perfectos y digamos lo que está bien y que está mal. No somos Dios para cambiar a nadie. Al final del día, somos personas, el amor es el amor, así ha sido siempre. Solamente que, hemos enrolado demasiados juicios para verlos antes.


Ya existen muchas personas jugándole a Dios, con todos los crímenes que se cometen día a día. Ya no queremos más intentos de dioses.


bottom of page