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Maternidades deseadas

He visto mujeres que vuelven a sus hijas e hijos el centro de sus vidas. Y también he visto mujeres desapegadas a sus hijas e hijos. Como tal, no hay ninguna diferencia: son madres, cuidan a sus hijos. Pero me he fijado mucho en una cosa: Las segundas son más juzgadas que las primeras, que son más alabadas y aplaudidas.


Claro que hay que aclarar que por desapegadas no me refiero a las mujeres que maltratan o abusan de sus hijos, todo lo contrario. Hablo de las mujeres que aman a sus hijas e hijos de la manera “no tradicional”. Como si no tuvieran instinto maternal.


Durante muchos años se nos dijo a las mujeres que nuestro objetivo en el mundo, nuestro plan de vida se reducía a tener hijos o hijas. Y la cosa no terminaba ahí: Nuestra vida giraba en torno de cuidarlos, educarlos, mantenerlos. Aun con la evolución de la vida y los cambios generacionales, hay una cosa que no ha cambiado: la etiqueta del instinto maternal en las mujeres.

“Cuando tus propios niños será diferente”, “¿Quién te va a cuidar cuando seas mayor?” y “Tienes que amarrar a tu marido” son algunas de las críticas que las mujeres escuchan cuando deciden no tener hijos o hijas nunca o no tenerlos todavía. No se parece mucho a lo que escuchan los hombres: “Que bueno, los hijos dan mucha lata”, “No cabe duda de que cuando decidas tenerlos Dios te bendecirá con hijos hermosos”, “Mejor, luego no dejan trabajar”. Como si para los hombres no fuera más que una carga, pero para las mujeres una obligación.


Hay mucho conflicto cuando alguien saca la palabra “aborto” a la conversación. Desgraciadamente, no es el mismo tipo de conflicto cuando sacamos las palabras “abandono” o “falta de pensión alimenticia”. Bueno, depende de que lado estamos hablando. Si se llevó a cabo por el padre, la gente no se escandaliza, porque hasta cierto punto esta normalizado. Pero si fue por una mujer, la llaman “desnaturalizada”, “rompe hogares” y muchas palabras no aptas para esta columna. Lo mismo sucede cuando sucede una infidelidad, pero eso es tema de otro día.


Los niños son humanos muy bonitos, nadie puede negarlo. Nacen siendo inocentes, con ganas de aprender y esperando mucho amor. Y hay personas, sean madres o padres, que no los dan, sean cuales sean sus razones. Pero solo uno de ellos es criminalizado por no estar ahí. El otro no, porque no es su único propósito en la vida: también debe trabajar, ser fuerte, ser grande.

Los niños no piden nacer. Los padres deciden serlo. O al menos, así debe ser. Y cuando una mujer decide no tener hijas o hijos, este embarazada o no, nadie tiene porque cuestionar su decisión. Las mujeres no nacieron para ser solamente madres, pero las que deciden serlo deben hacerlo libremente, decididas a dar amor y cariño y hacer de la vida ese pequeño humano algo mejor.


Las mujeres no deben ser forzadas a ser madres solo porque un grupo de personas creen que es lo mejor que le puede pasar a alguien. Lo mejor que le puede pasar a alguien, al menos en su infancia, es que su familia lo haga feliz y no pase carencias fuertes; lo cual a la larga también es bueno porque nos evita muchísimos problemas.


Las mujeres saben cuando serán buenas madres y cuando no lo serán. Saben cuando harán a un pequeños humanos muy felices, y cuando serán lo peor que les pueda pasar. También fueron niñas y saben que los hará feliz, y que no. Y justamente por eso, son ellas las que deben tomar la decisión de ser o no madres.

Las mujeres que deciden no ser madres no le deben nada a nadie, más que a si mismas. Ni siquiera al padre, a las mujeres que no pueden tener hijos o hijas, o a su familia. La maternidad no es una decisión conjunta de la sociedad, porque al fin y al cabo todos tenemos opiniones diferentes. Dios no las dejará de querer por ello, y mucho menos las va a juzgar. Así no es el papel de nadie tampoco ser juez.


Dicen, “que alguien piense en los niños”, pero no se comprende que es justamente porque se piensa en ellos que se toman las decisiones. Todos fuimos niños alguna vez, hombres y mujeres, y hay algunos que pasaron por carencias y traumas, y que saben que no lo merecían. Y justamente por ello, sabemos que los niños no lo merecen. Como ya dije, los padres deciden serlo, traer personas a este mundo. Y decidir no debe ser un privilegio de ciertas mujeres, debe ser un derecho universal.

Esto no es sobre el debate para el aborto legal, seguro y gratuito. Esto es sobre la felicidad de todos los niños y todas las mujeres (y todos los hombres, también, claro que sí). Esto es sobre el ser deseado y amado por lo padres. Es sobre la libertad de decisión. Es sobre maternidades y paternidades deseadas.


Para que cuando llegue un día como hoy, diez de mayo, una sea feliz. Una celebre lo que decidió y lo feliz que la hizo su decisión. Para que su hija o hijo le sonría y decida celebrarla, porque también lo hizo feliz. Para un mundo con menos odio, y más amor.


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