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La ineficacia institucional explicada con pulque y tepache

  • miguebeltran0
  • 8 oct 2021
  • 5 Min. de lectura

por Marco Antonio Escalona Villaseñor


Existen 299 entidades del gobierno federal en México incluyendo a las secretarías de Estado. ¿Crees que está algo cargada la Administración Pública Federal? Vamos a decir que no; que 299 instituciones gubernamentales no suenan a tanto impuesto. Pero esas 299 instituciones gubernamentales realmente sirven a la sociedad y esto lo digo en el sentido de que si hacen algo por la nación mexicana, por ejemplo una de ellas es una Exportadora de Sal en Baja California que... bueno yo nunca había escuchado de ella... Existe también la flamante Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) que lo único más importante que hace es una Enciclopedia de los Municipios de México que sirve más bien como para dar el rol por un municipio desconocido de Chiapas y... ya es todo.

La verdad es que ni siquiera tendría que ser politólogo para afirmar que no nos interesa que hagan las 299 entidades del gobierno porque para empezar solo ubicamos como mexicanos las más básicas: el SAT es el que cobra impuestos, el IMSS y el ISSSTE son los que ponen los hospitales, PEMEX, la gasolina y así sucesivamente. ¿Pero no crees que deberíamos preocuparnos por que alguna de esas 299 instituciones del gobierno funcione bien y para ello deberíamos prestar atención y ejercer presión sobre de ellas para nuestro beneficio propio? En esta columna vamos a abordar eso con base en una única dependencia gubernamental: la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

Según la página de COFEPRIS su misión es “proteger a la población contra riesgos a la salud provocados por el uso y consumo de bienes y servicios, insumos para la salud, así como por su exposición a factores ambientales y laborales, la ocurrencia de emergencias sanitarias y la prestación de servicios de salud mediante la regulación, control y prevención de riesgos sanitarios” (COFEPRIS, 2021). En resumen, la COFEPRIS se encarga de verificar que lo que lo mexicanos consumen como alimentos y medicamentos y usan como los apósitos, los multivitamínicos e incluso las proteínas de gimnasio sean seguros para usar; por la naturaleza de sus funciones la COFEPRIS es una órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud.

En otros términos, la COFEPRIS está constituida a imagen y semejanza de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos, la famosa FDA. La FDA la hemos escuchado en series como Dr. House y Anatomía según Grey como un vigilante de la salud de los estadounidenses y siempre parece estar haciendo pruebas y ensayos clínicos junto con otros hospitales de medicamentos experimentales de Pfizer, Bayer o AstraZeneca y corroborando la bioseguridad de los quesos, salchichas, frutas, verduras e incluso limpiadores de cocina que se venden en Walmart.



¿Entonces según su descripción, cómo que suena muy importante lo que entonces hace la COFEPRIS no te parece? ¿Cómo que la necesitamos activa 24/7 no? Pues que pasaría si te dijera que esta “institución tiene un rezago de 13 mil 815 solicitudes de permisos para medicamentos alopáticos, dispositivos médicos y plaguicidas [...] y que atribuye los pendientes [...] a administraciones pasadas a que los solicitantes elaboran mal sus expedientes y a que su dependencia ya no otorgará licencias “al vapor”” (Jiménez, 2019). ¿Cómo que preocupa no? Pero bueno dejemos de lado la necesidad urgente de aprobar el uso de ziprasidona para tratar la demencia y ocupémonos más en rehacer un expediente y sacar 150 copias inútiles del mismo. O mejor aún, digamos que la COFEPRIS está corrompida y vamos a centrarnos en temas de mejora regulatoria en materia de corrupción porque esa es la enfermedad del país y posterguemos más la aprobación de medicamentos.

Pero bueno, vamos a pensar fuera de la esfera de la salud pública. Si en teoría la COFEPRIS debe vigilar lo que los mexicanos consumen, la comisión se quedó históricamente corta en su campo de acción. A la COFEPRIS le falta barrio. Vamos a pensar en pulque y tepache.

El pulque es una bebida fermentada de la savia o popularmente llamado aguamiel. El pulque en muy raras ocasiones cumple con las medidas de seguridad sanitaria de hecho no se vende como tal en los supermercados se vende en cantinas y más de una parece un lugar de mala muerte, pero está bien. El pulque tiene ciertos probióticos como Leuconostoc mesenteroides y Leuconostoc dextranicum son dos bacterias gram-negativas que le dan la viscosidad a la bebida y luego hay un montón más de levaduras y bacterias que lo componente. El pulque es una bebida particularmente sensible a los cambios de composición, muchas bacterias son susceptibles a colonizar este líquido, una muy famosa es E. Coli si el pulque no se preserva adecuadamente y bueno no es difícil asumir que en más de una ocasión esto ocurra.

El tepache es una bebida similar. Es un fermentado de piña, manzana, naranja, entre algunas otras frutas. Cuando el tepache es elaborado en un momento dado la fruta debe descomponerse en general por bacterias bien conocidas por los intestinos humanos. No obstante, si el tepache se comienza a pasar de tiempo se comienza a formar vinagre y en ese periodo ventana es el momento ideal para que bacterias más infecciosas para el sistema digestivo puedan encontrar un hogar en este. Ni el pulque ni el tepache pasan por un proceso de pasteurización, cosa que es preocupante.

Se supone que la COFEPRIS debe vigilar que tragan y beben los mexicanos para preservar su salud, pero da la casualidad de que la COFEPRIS solo puede hacer inspecciones si se le solicita en general son las farmacéuticas y empresas como Lala o Alpura. De ahí en fuera, los mexicanos pueden tragar lo que quieran en una completa anarquía institucional porque la COFEPRIS está más ocupado sellando expedientes y trabajando en laboratorios a pequeña escala con un personal limitado porque a la mayoría de los Químicos Fármaco Biólogos se los lleva la industria privada porque el Servicio de Carrera de la COFEPRIS es engorroso y hartante.

Si la COFEPRIS hiciera algo por los mexicanos más allá de regular en lo que puede tendría la capacidad de prohibir la venta de pulque y tepache aunque esto fuera en contra de la cultura gastronómica justificado en que el riesgo biológico es alto y es mucho más importante preservar la salud de las personas desde la cadena de suministro.... Aunque bueno tal parece que mejor hay que dejar que las personas se intoxiquen por tomar tepache en mal estado en un tianguis y terminen recibiendo un lavado gástrico en la sala de urgencias de los muy eficientes hospitales del IMSS.

En fin, lo que quiero dar a entender es que a muchas instituciones en México les falta autonomía administrativa y libertad de acción, de ahí en fuera pareciese que estas mismos lugares son un lugar para que los trabajadores públicos se sienten en su burocrático trasero y le hagan como que trabajan. Necesitamos instituciones proactivas, con personas que tengan iniciativa como por ejemplo iniciar un expediente de investigación para determinar la seguridad biológica del consumo humano de bebidas fermentadas tradicionales... algo de ese estilo. En lo personal, hay muchas formas de incrementar la eficacia de los procesos gubernamentales pero definitivamente una solución no es privatizar a la AP ni copiar lo que hacen las instituciones privadas a las públicas, tampoco es reducir el tiempo de espera y casi darles un dulce a los ciudadanos por tener paciencia. La solución más factible sin meterme a explicaciones largas es confiar en los trabajadores públicos profesionales y darle capacidad de autoadministración a las instituciones públicas.

Referencias

COFEPRIS. (2021). ¿Qué hacemos? septiembre 28, 2021, de Gobierno de México: https://www.gob.mx/cofepris/que-hacemos

Jiménez, H. (2019). Cofepris revela retraso de 13 mil 815 permisos. septiembre 28, 2021, de El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/cofepris-revela-retraso-de-13-mil-815-permisos


 
 
 

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