Soy bisexual, luego no existo
- revsafluenteescrit
- 23 sept 2024
- 6 Min. de lectura
Por Jocelyn Eunice Mendoza Lira
"Quisiera que el mundo entendiera.
Que conozca el dulce que pruebo en las diferencias,
el fuego que las posibilidades encienden en mi pecho
y lo fácil que para mi corazón es amar."
— Yaya Tovar “Roja Flor”, Bi-vencia.
La bisexualidad (1) habita los márgenes de los deseos verdaderos. Se vuelve un lugar incomprensible, incompleto y a veces inexistente a la luz de un entendimiento monolítico de la sexualidad y de los afectos. Un territorio de transitoriedad forzada, atrapado entre un punto de partida y un punto de llegada. Nuestros deseos se reducen a un despliegue monogenérico (2), desestimando y negando aquellos impulsos sexoafectivos gozosos, transgresores a la rigidez de la monosexualidad (3). Ni la heterosexualidad ni la homosexualidad se escapan.
Desvaneciéndose en su negación, la bisexualidad es reducida a una fase pasajera, arrebatándole todo rasgo de estabilidad y legitimidad como orientación sexual. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué se percibe a la bisexualidad como un estado de incesante incertidumbre?, ¿qué mecanismos simbólicos contribuyen a su invalidez? Y, más importante aún, ¿cómo podemos desafiar estas narrativas para reconocerla como una orientación sexual válida y duradera en su propia complejidad?
La vida social se construye a partir de una lógica simbólica (4) que ordena nuestro actuar, dotándolo de sentido y de significados. La sexualidad ––como elemento constitutivo de la vida social–– se ve interpelada por este ordenamiento. Siguiendo a la filósofa argentina Diana Maffia (5) el locus (6) Occidental se ha construido a partir de una estructura simbólica erigida sobre dicotomías. Ejemplos de estos pares dualistas incluyen lo objetivo/subjetivo, universal/particular, racional/emocional, público/privado, mente/cuerpo, masculino/femenino. De manera similar, la categorización sexual se divide en una oposición entre lo heterosexual y lo homosexual.
Si la heterosexualidad se sustenta sobre la idea de complementariedad, sobre la natural “necesidad de la especie de reproducirse y perpetuarse” (7), la homosexualidad, aunque desafía la idea de “opuestos complementarios” se estructura en torno a la idea de similitud, donde los afectos y los deseos son dirigidos al propio género. Ambas categorizaciones de la sexualidad se encuentran atravesadas por la lógica de la monosexualidad, la cual sigue refiriendo a la matriz simbólica binaria.
Para referirse a las dicotomías que constituyen el pensamiento occidental, Maffia les atribuye dos condiciones fundamentales: ser conceptos exhaustivos y excluyentes. Lo exhaustivo refiere a que ambos conceptos, tomados en conjunto, trazan una totalidad completa, de modo que no existe nada que quede fuera de su alcance o definición. Por otro lado, lo excluyente refiere a que aquello que habita en un extremo del par queda irremediablemente separado del otro, como si cada término se definiera en su distancia insalvable, sin posibilidad de cruzarse o mezclarse.
De esta forma, el binario de género, como componente constitutivo de la estructura simbólica dualista, condiciona el despliegue de la sexualidad al esperar que el deseo y los afectos se alineen con alguna de las dos categorías que lo constituyen: lo masculino por un lado y lo femenino por otro. En este sentido, ambas categorizaciones sexuales se configuran bajo la lógica de la monosexualidad, restringiendo el deseo y los afectos a categorías rígidas y excluyentes: te atrae el "otro" género (heterosexualidad) o te atrae el "mismo" género (homosexualidad).

Bandera Bisexual. Ilustración de Hannah Minn. Tomada de: "A Complete Guide to LGBTQ+ Flag & What they mean. Enlace: https://www.refinery29.com/en-us/lgbt-pride-flags-meaning?epik=dj0yJnU9RElWTDJOay1mMnlYV09CanQzSVVYTGx5NDJLZWNTRVomcD0wJm49alJJUmRILS1oNnlXWG5nXzMwQUJjdyZ0PUFBQUFBR2J3X3Zr
En este marco, la bisexualidad se entiende como un estado transitorio, que partiendo de un inicio ––excluyente y exhaustivo–– pretende llegar a un destino. Así, estas prácticas sexoafectivas quedan marcadas por la percepción de lo “incompleto”, lo que configura una negación ontológica de quienes nos enunciamos desde la bisexualidad. Nuestros deseos, al ser interpretados como falsos, cuestionan y niegan la validez de nuestra existencia. Habitar la bisexualidad es navegar la incertidumbre, desafiando una comprensión rígida y hermética de los deseos y los afectos.
La bisexualidad, al no encajar en el binomio heterosexualidad/homosexualidad se vuelve entonces un espacio liminal (8), puesto que se concibe como algo transitorio, aunque no fluido, ya que lo transitorio implica la existencia de dos opuestos: uno del que se parte y otro el lugar de destino, ambos atravesados por la completitud. En contraste, lo fluido se entiende como un ir y venir, los afectos se separan de lo recto, se desprenden de su rigidez, se diluyen en el andar.
La negación de la bisexualidad, desde el discurso heterosexual pero también homosexual, no solo supone el no concederle un lugar en la lógica simbólica ni en las estructuras de sentido que configuran cómo entendemos la sexualidad. También, implica su despolitización al atenuar su capacidad para cuestionar las estructuras monosexuales y heteronormativas que rigen las relaciones afectivas y sexuales.
No obstante, la bisexualidad nos permite reflexionar sobre cuáles son las ontologías y las epistemologías a partir de las cuales se construyen los deseos y los afectos. Las prácticas bisexuales transgreden las lógicas simbólicas binarias, desafiando el entendimiento de la sexualidad como algo exhaustivamente unidireccional. Su potencialidad política recae en su capacidad de no simplificar los deseos y los afectos. Nos suscribimos al posicionamiento de pensar a la bisexualidad en tanto punto de vista epistemológico y ético-político (9).
Poner de manifiesto y rememorar todas aquellas experiencias de las personas que nos enunciamos desde la bisexualidad nos permite desafiar las narrativas que la invisibilizan como una orientación sexual válida y completa, especialmente en el contexto del Día de la Visibilización Bisexual. Las prácticas, los deseos y los afectos bisexuales permiten cuestionar los marcos binarios que han dominado nuestras concepciones de la sexualidad, invitando a reflexionar sobre la complejidad de la misma que no se ajusta a la lógica monosexual.
El célebre cogito ergo sum, “pienso, luego existo”, de Descartes cristaliza el espíritu de una era: los albores de la modernidad. Esta afirmación encierra una verdad fundamental para ese tiempo: la existencia misma se sostiene sobre ciertas condiciones, y la racionalidad (10) es el pilar sobre el que se erige el ser. Como hemos señalado, las condiciones de existencia de las orientaciones sexuales refieren a la lógica binaria que se caracteriza por ser exhaustiva y excluyente, a una construcción monogenérica del deseo, por tanto, la bisexualidad es incapaz de existir en estos marcos. Hoy, en el Día Internacional de la Bisexualidad, declaro: soy bisexual, luego no existo. Con estas palabras, denuncio nuestra negación ontológica que nos condena a los márgenes, que nos despoja del ser y que despolitiza nuestros deseos y nuestros afectos.
Referencias
Arnés, Laura Antonella, Gabriela Balcarce, Magdalena de Santo, y Mayra Lucio. "(De)construcciones en torno a una narrativa: La importancia de una epistemología bisexual y sus connotaciones ético-políticas." Uni(+di)versidad, no. 2 (diciembre 2013). Universidad Nacional de Rosario, Programa Universitario de Diversidad Sexual.
Maffia, Diana. Contra las dicotomías: Feminismo y epistemología crítica. Disponible en http://dianamaffia.com.ar/archivos/Contra-las-dicotomías.-Feminismo-y-epistemología-crítica.pdf.
Mignolo, Walter. El lado más oscuro del Renacimiento: Alfabetización, territorialidad y colonización. 1st ed. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2016.
Serret, Estela. "Hacia una redefinición de las identidades de género." Géneros: Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género (2011): 71-97.
Yébenes, Zenia. "Heterosexualidad." En Conceptos clave en los estudios de género, editado por Eva Alcántara y Hortensia Moreno, 123-135. Vol. II. México: CIEG-UNAM, 2018.
Notas
En este texto, la bisexualidad se entiende como la posibilidad de experimentar atracción sexoafectiva por personas de cualquier identidad sexo-genérica, trascendiendo las categorías de hombre/mujer y femenino/masculino.
Se entiende por monogenérico a la configuración del deseo que se dirige exclusivamente hacia un solo género.
La monosexualidad se define como la constitución unidireccional de las prácticas sexuales, los afectos y los deseos.
La "lógica simbólica" se retoma en el entendimiento de Estela Serret, quien utiliza el término no para referirse a la lógica matemática o formal, sino al binarismo simbólico que se erige como referente de significación en las sociedades tradicionales. Véase Serret, Estela. "Hacia una redefinición de las identidades de género." Géneros: Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género (2011): 71-97.
Maffia, Diana. Contra las dicotomías: Feminismo y epistemología crítica. Disponible en http://dianamaffia.com.ar/archivos/Contra-las-dicotomías.-Feminismo-y-epistemología-crítica.pdf.
Se entiende por locus lo que Walter Mignolo, a partir de la teoría decolonial, señala como una “posición epistémica”, un lugar conceptual desde el que se establecen criterios de verdad y de validez, acercamientos concretos al mundo para interpretarlo y comprenderlo. Véase: Mignolo, Walter. El lado más oscuro del Renacimiento: Alfabetización, territorialidad y colonización. 1st ed. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2016.
Yébenes, Zenia. "Heterosexualidad." En Conceptos clave en los estudios de género, editado por Eva Alcántara y Hortensia Moreno, 123-135. Vol. II. México: CIEG-UNAM, 2018.
"Liminal" se refiere a una zona de transición, un umbral que marca el inicio de un estado de ambigüedad. Este concepto fue desarrollado desde la Antropología por Victor Turner.
Arnés, Laura Antonella, Gabriela Balcarce, Magdalena de Santo, y Mayra Lucio. "(De)construcciones en torno a una narrativa: La importancia de una epistemología bisexual y sus connotaciones ético-políticas." Uni(+di)versidad, no. 2 (diciembre 2013). Universidad Nacional de Rosario, Programa Universitario de Diversidad Sexual.
Siendo la racionalidad el paradigma epistémico que configura la vida social a partir de la Modernidad y que se inscribe a la lógica simbólica binaria en tanto se contrasta con lo emocional.
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