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Hay mucho que contar en los Juegos Olímpicos

  • Revista Afluente
  • 5 ago 2021
  • 3 Min. de lectura

“Es imposible hablar de relato único sin hablar de poder [...] Poder es la capacidad no sólo de contar la historia de otra persona, sino de convertirla en la historia definitiva de la otra persona.”

Chimamanda Ngozi Adichie, El peligro de la historia única.


Hace unos días, Tom Daley ganó una medalla de oro. Uno de los tantos titulares que cubrieron esta noticia, decía: “‘Soy gay y campeón olímpico’ el mensaje del saltador británico Tom Daley” (La Vanguardia, 2021). En la misma entrevista posterior a su logro, el mismo Daley menciona que Tokio 2020, son las olimpiadas con más atletas pertenecientes a la comunidad LGBT+. Otra noticia relevante en las redes sociales, fue “Simone Biles se retira de las finales de caballete y barras asimétricas.” (CNN en español, 2021)


Algunos usuarios creen que la orientación sexual no tiene relación con los logros deportivos, y otros más reprochan la actitud de Biles, al argumentar que a lo que acude uno a los Juegos Olímpicos es, por encima de todo, a competir. Casi puedo imaginarles diciendo por qué nos interesa que sea gay o por qué hiciste eso Biles, ¿no es competir lo que querías?, ¿no es qué se tratara como un igual lo que querías?, ¿por qué estas cosas deberían importarnos? Para responder a estas preguntas se requiere entender un poco la complejidad de acontecimientos cómo estos.

No hay que ir más allá de cien años atrás, donde los Juegos Olímpicos pertenecían sólo a los hombres. Las mujeres eran vistas como seres débiles que no podrían competir si se les presentara la oportunidad. La primera Olimpiada femenina en Mónaco (1921) demostró lo contrario. Este antecedente permitió la participación de las mujeres en las Olimpiadas de Ámsterdam (1928) en categorías como relevos, salto de altura y lanzamiento de disco.


Las discusiones acerca del papel de la mujer dentro de los Juegos Olímpicos que se llevaron a cabo, resultan en una participación cada vez más equitativa de ellas en estos mismos. La página oficial de los Juegos Olímpicos dice actualmente: “Los Juegos Olímpicos son la única competición verdaderamente global, multideportiva y que celebra el deporte en el mundo. Con más de 200 países que participan en más de 400 eventos entre los Juegos de verano y de Invierno, los Juegos son donde todo el mundo acude a competir, a inspirarse y a estar juntos.” (Sitio web de los Juegos Olímpicos)

Todo el mundo.


Todos.


Entonces, ¿por qué siguen habiendo titulares como los de Daley?


Chimamanda Ngozi Adichie dice: “las historias también se definen por el principio de nkali: la manera en que se cuentan, quién las cuenta, cuándo las cuenta, cuántas se cuentan… Todo ello en realidad depende del poder.”


Aunque no sea cierto, sigue siendo parte de los imaginarios colectivos la idea de que ser parte de la comunidad es, de alguna forma, algo extraño. Son ideas de personas anteriores a nosotros de dónde viene esta sensación, y en donde nos hemos encontrado mucho tiempo. ¿Que tu orientación sexual no tiene que ver con tu desempeño deportivo? Comparto la misma idea. Sin embargo, estos titulares y entrevistas como las de Daley, ayudan a normalizar la situación.

Luchan contra los estigmas y las representaciones anteriores. Es un paso en dirección hacia otras historias. No todos acuden a los Juegos Olímpicos y regresan con un nuevo récord mundial. Hay otras personas. Otros relatos. Como el de Biles, quien decidió cuidar de sí misma y hacer lo mejor para su equipo.


Esta es, a mi parecer, la diferencia. El por qué estas cosas deberían de importarnos y por qué es que tendríamos que hablar de ellas. Porque se ha luchado por la posibilidad de la representación y de la elección, y Biles y Daley representan y eligen. Cuentan sus historias y son escuchados. Y haciendo esto, luchan contra el discurso único. Ese mismo que te haría pensar que Biles debió quedarse hasta ganar el oro y que Daley debió callarse al ganar su medalla. Ese que te haría decir, ¿y qué me importa?, en primer lugar.


En verdad importa. Y mucho.


Referencias:


Fernández Luque, José Antonio (2015) “La mujer en los cargos de dirección del movimiento olímpico” en Materiales para la historia del deporte. Suplemento especial. No. 2. Pp. 220 - 228.


Ngozi Adichie, Chimamanda (2018) El peligro de la historia única. España: Penguin Random House.


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