Estriptis electoral
- Revista Afluente
- 9 may 2021
- 6 Min. de lectura
Conforme pasa este último mes de campañas me he dado cuenta de algo: la banalización y la frivolidad de los spots electorales. Si no me cree, apreciado lector, basta con que busqué con el #eleccionesmexico2021 en cualquier red social y a manera de catálogo podrá escoger entre su bufón político favorito. En este Ajedrez Electoral no podía faltar este arquetípico personaje, aquel que tiene como propósito divertir en la corte a los reyes. Sin embargo, ¿qué pasa cuando éstos solo devienen en un mero espectáculo? El bufón no únicamente entretenía, sino de manera indirecta criticaba al poderoso; los actuales candidatos, lejos de llevarlo a cabo, solo reproducen una pantomima acrítica de sí mismos.

El partido NO es la excepción con tal de generar votos
Independientemente del partido político, hemos visto que los actuales candidatos buscan los votos, los cargos o ambos. Ahora bien, ¿qué medios están dispuestos a utilizar? El contexto actual de la pandemia ha traído como consecuencia un uso limitado y fuertemente condicionado para ocupar los espacios públicos. Por consiguiente, ello ha derivado en un mayor uso de las redes sociales. De acuerdo con el último estudio de la agencia Hootsuite y We Are Social, en 2020 se registró un aumento del 13% en el uso de redes sociales. Es decir, la presencia de 490 millones de nuevos usuarios.
En este sentido, no es de extrañarse que los actuales candidatos a puestos públicos se vean obligados a trasladarse al mundo digital de las redes sociales. Por un lado, ello trae algunas ventajas; como un menor uso de propaganda que al final termina acumulándose y generando más desechos. Sin embargo, a lo largo de esta columna, sin dejos de verme pesimista, quisiera resaltar las desventajas que tienen las redes sociales en cuanto a la comunicación de mensajes políticos y al hecho que trae consigo la frivolización y banalización de la política y de la democracia.

La video-política en todo el sentido de la palabra
Sin lugar a dudas, se podría afirmar que las actuales elecciones de este año son predominantemente video-política. De acuerdo con el politólogo Giovanni Sartori, en una de sus obras más vendidas Homo Videns, la video-política es <<la política vista desde la superficie del televisor>>. Sartori enfatiza en la política percibida y en cierta manera interpretada por los ciudadanos desde la televisión. Sin embargo, los avances tecnológicos nos han permitido no únicamente contemplarla desde ahí, sino también desde las superficies negras de nuestros celulares.
El Homo Videns es una advertencia de importancia capital para la política y los políticos. La televisión, medio de comunicación de masas, puede condicionar el proceso electoral. En este aspecto ¿los celulares y propiamente las redes sociales pueden ejercer la misma influencia? Sí, y a pesar de que apenas llevamos una década de la popularización de redes como Facebook, Twitter o Instagram, solo en los últimos cinco años nos hemos percatado de la manipulación y la desinformación que generan entre los ciudadanos. Como muestra podemos examinar los casos de Cambridge Analytica en las elecciones de 2016 en Estados Unidos que llevaron a la presidencia a Donald Trump o el desenlace del Brexit en Reino Unido.
Los medios de comunicación importan y mucho. Tal como lo predijo a mediados del siglo XX el filósofo Marshall McLuhan, lo que importa no tanto es el mensaje sino aquello por donde se transmite el mensaje: el medio o médium. Hoy en día, las redes sociales se han convertido en las portavoces oficiales de noticiarios, celebridades e incluso de políticos o aspirantes a éstos. Se podría afirmar que existe una variedad diversa en cuanto al contenido de los mensajes en redes. No obstante, existe una lógica compartido en el algoritmo: el imperativo de la imagen. La imagen se vuelve palabra y no se necesita de mayor explicación. Como consecuencia de ello, las personas tratan de mostrar ciertas características a través del uso, consumo y promoción de las imágenes. Su identidad se vuelve algo que debe confirmarse y legitimarse de manera constante.
La video-política no es la excepción, con solo abrir cualquier red social pasamos de ver candidatos con propuestas a meras imágenes o representaciones suyas. Lo mucho que llegamos a ver de texto son meros hipervínculos que nos direccionan a sus distintos perfiles y en una especie de ciclo sin fin nos llenamos de información vacía y apenas relevante. Ya lo advertía Sartori en el Homo Videns, la reducción de la comprensión de los acontecimientos reales se ve afectada por la primacía de lo imagen, de aquello que se enmascara como real.

La cereza en el pastel: TikTok y los pseudo-acontecimientos
¿Cómo ha afectado la video-política las elecciones federales de este año? Basta con abrir la nueva app en boga TikTok para entrever los efectos de la primacía de la imagen y del video de 60 segundos. Desde candidatos saliendo de ataúdes, y bailando las últimas tendencias. Hasta aquellos que no se cansan de repetir las estrategias más arcaicas del sistema político mexicano; repartiendo despensas o playeras, y creyendo que con el simple hecho de subir estas imágenes a sus perfiles personales se volverán un trending topic electoral. He aquí la frivolización y la banalización de la política.
El hecho de transformar cualquier acción de campaña en un mero espectáculo político es posible a través de la reproducción infinita de los pseudo-acontecimientos en redes sociales. Un pseudo-acontecimiento es <<un evento prefabricado para la televisión y por la televisión>> Solo que en este caso, es para los usuarios y se fabrican por las redes sociales. En esta lógica, los candidatos no apelan por la razón de los electores, sino por el simple hecho de ser un bufón en la web para provocar su entretenimiento y en una de esas su voto.

Como hemos señalado más arriba, las redes sociales y los medios de comunicación pueden condicionar los procesos electorales. Aunque, no se debe obviar el sistema electoral, el sistema de partidos y propiamente el sistema político. No podemos reducir los efectos dentro de la opinión pública a los medios, los sistema de reglas formales e informales en la arena política también repercuten en la decisión del electorado.
Si tomamos en cuenta estos factores, podemos preguntarnos lo siguiente. Si el Instituto Nacional Electoral (INE) es la institución que financia los gastos de los partidos políticos durante el periodo electoral, ¿existe alguna norma que impida a estos últimos derrochar esa cantidad en campañas que más allá de informar a los ciudadanos de sus propuestas, generan desconfianza hacia lo que representan? Si uno de los problemas de la democracia en México, y en la mayoría de los países del mundo, es el alto grado de abstencionismo electoral ¿acaso ello no se relaciona con la falta de seriedad que caracteriza a los políticos al momento de hacer campaña?

El show NO debe seguir
La política convertida en espectáculo ha generado la propia desconfianza de la ciudadanía. El uso de las redes sociales en las campañas electorales, lejos de generar un incentivo para la participación de toda la sociedad, ha contribuido a banalizar el mensaje político; el cual se encuentra vacío de propuestas y sobrecargado de información frívola. Por estas razones expuestas anteriormente, he llegado a la conclusión, junto con Sartori, de la video-dependencia de los actuales candidatos a las redes sociales.
¿Será posible que en un futuro no se haga uso de ellas? Más allá de los fatalismos extremos anti-tecnológicos, propongo un uso ético de las redes sociales por parte de los políticos y candidatos a puestos públicos. Sin embargo, este uso ético no debe ser meramente personal ni únicamente de palabra. Por un lado, ello no implica que solo sean los candidatos quienes apliquen este uso ético, sino también todos los que poseen un cargo público. Por otro, desde la estructura del sistema político se deben debatir y aplicar estos cambios para que su omisión imponga ciertas sanciones. A través de grupos de presión emanados de organizaciones ciudadanas se debe implementar este uso ético en instituciones y leyes que regulan los partidos políticos y las elecciones, como la Ley General de Procedimientos Electorales (LGIPE).
La política como espectáculo debe parar y a pesar de que cada periodo electoral nos sorprendemos con lo que algunos medios denominan <<los momentos más surrealistas de las campañas>> Resulta fundamental retomar los verdaderos motivos por los que se hace política así como la aplicación de la ética en cada acto púbico. El uso de las nuevas tecnologías no debe ni debería estar confrontado con estos dos propósitos. Todo lo contrario, su uso puede potencializar un mensaje que vaya más allá de la imagen y de la personalidad carismática de los candidatos. Solo así se llegará a un verdadero arte de la política en México.
Referencias bibliográficas:
Guiraud, Pierre, La Semiología, Siglo Veintiuno, México, 1972
Sartori, Giovanni, Homo Videns, DEBOLSIILLO, México, 2017
Referencias de sitios web:
Alfaro, Yann, “Encierro aceleró el uso de redes sociales, hay 100 millones de usuarios en México”, [en línea] Milenio, México, 11/02/2021, https://www.milenio.com/negocios/mexico-100-millones-usuarios-covid-acelero-redes-sociales , [consulta: 03/05/2021]
Garduño Dávila, Agni Hazael, “¿Cargos, votos o políticas? Lo que buscarán los partidos este 2021” [en línea], México, 18/04/2021, https://revsafluenteescrit.wixsite.com/revista-afluente/post/cargos-votos-o-pol%C3%ADticas-lo-que-buscar%C3%A1n-los-partidos-este-2021 [consulta: 03/05/2021]
Luna, Dolores y Yañez, Brenda, “¿Reír o llorar? Los momentos ‘surrealistas’ de las campañas electorales de 2021” [en línea], Expansión Política, México, 02/05/2021, https://politica.expansion.mx/mexico/2021/05/02/voces-reir-o-llorar-los-momentos-surrealistas-de-las-campanas-electorales-de-2021 [consulta: 03/05/2021]
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