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Los sucesos de la actualidad, una interpretación antropológica

Por Ernesto Vera.


Dos sucesos en la actualidad son motivo de reflexión en las siguientes líneas. Tanto a nivel internacional, como nacional, han ocurrido y siguen ocurriendo en nuestra vida humana sucesos que de nueva cuenta nos hacen retomar los principios de lo propio y lo ajeno. En primer lugar, los actos de guerra de Rusia a Ucrania y, en segundo lugar, lo recientemente sucedido en el estadio de fútbol de la Corregidora en Querétaro.


Ambos actos tienen un punto en común: la intolerancia sobre lo distinto a lo propio. Es decir, entre lo que soy yo y lo que son los otros. Paradójicamente ambos casos culminan en la violencia. Rusia a través de su presidente Putin ampara sus acciones mediante un discurso de unión de los pueblos ruso y ucraniano, separados por una brecha histórica de independencia de Ucrania de la extinta URSS. Lo que lleva a pensar que algún humano se cree dueño de otros humanos y con las facultades suficientes para tomar decisiones por otros, con el fin de quitar lo que es diferente a sí mismo y todo se vuelva una homogeneidad propia.


Mejías, C (2022) Caricatura sobre conflicto de Rusia y Ucrania. Recuperado de El Definido.


Los medios para hacerse trascienden lo discursivo y, como mencionó el cantante Jorge Drexler: “Si quieres conocer cómo actúa alguien, dale poder”. La violencia armada es la respuesta ante una intolerancia y ambición por imponer las interpretaciones de la vida rusa sobre el país ucraniano, a costa de vidas humanas, y que lo vuelve en un hecho lamentable.


Por su parte, la ideología del fanatismo también puede convertirse en un arma peligrosa de intolerancia. Si nos convencemos de lo que hacemos, pensamos y decimos siempre es lo correcto, llegamos a los extremos del narcisismo. El psicoanalista Erich Fromm analizaba que existen patologías de la normalidad. Repetimos tantas veces que lo que decimos es la verdad que ya no sabemos admitir otras realidades y, cuando nos encontramos con esa otredad, explotamos hasta imponer nuestra visión ante el mundo.


El suceso de pelea campal del pasado sábado entre aficionados de los clubes tanto del Atlas y Querétaro nos dejó ver que cuando creemos que lo propio es mejor a lo ajeno, intentamos eliminar de cualquier manera la otredad. El dogma y el fanatismo atraen la violencia, ya que no sólo se trató de actos de violencia física (aunque sí la más lamentable). Al mismo tiempo, existió violencia verbal, psicológica y social.


La violencia y la intolerancia no son valoradas cuando en un mundo tan demarcado por los factores económicos es lo único importante. La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) impuso principalmente sanciones económicas al patronato del club Querétaro, además de justificar que no existen en esencia las barras mexicanas, aunque sí provocadoras de violencia, el tema no es de su interés mientras pueda afectar los bolsillos de los empresarios.



(s.a.) (2022) Imagen sobre conflicto entre las aficiones de Atlas y Querétaro. Recuperado de Marca Claro.


Por último, debemos reflexionar que el humano, a diferencia de otros mamíferos, es considerado como un animal con la capacidad de elegir. Por esto, la violencia no es una respuesta instintiva, que pueda ser justificable en la naturaleza de nuestra especie. La violencia en los humanos es una decisión consciente e intencionada, lo que la vuelve intolerable ya que atenta contra el principio de heterogeneidad. Somos una misma especie, pero con diferentes sistemas de significación y valoración cultural.


Así, nuestra tarea presente y en todos los futuros posibles como humanos es construir un rol continuo de aprender a comprender las diferencias. Hoy más que nunca debemos aprender a incorporar y convivir con aquello que no es igual a nosotros, pues no hay ningún humano que pueda vivir aislado del contacto con otros de nuestra especie.

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