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Disputas entre el presidente, Morena y el INE: un rezago de la transición a la democracia

Carlos Manuel Sarabia Zepeda, estudiante de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y miembro del Centro de Estudios Sociales Antonio Gramsci


Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en el año 2018, se observa que los comunicados realizados por los miembros de la Cuarta Transformación obtienen mayor legitimidad por parte de la sociedad, en contraste con aquellos que son emitidos por actores de oposición, funcionarios de algunas instituciones autónomas o instituciones que no dependen del ejecutivo federal. Este hecho ha mermado el ejercicio de las actividades de organismos como la Auditoría Superior de la Federación y el mismo Instituto Nacional Electoral. Aunque se pudieran citar otros ejemplos, es pertinente centrarse en estos dos debido a las recientes tensiones que se han desatado.


Si se piensa en uno de los problemas principales del Estado Mexicano, sale a relucir la inmadurez de su democracia. Desde el inicio del México independiente, los autoritarismos han sido una característica innegable en la historia de los asuntos públicos. Tales autoritarismos se han buscado relegar ante la voluntad popular, tarea que empezó con la Revolución Mexicana y fue secundada por la formalización de las nuevas instituciones del Estado.

En la creación de los nuevos pilares del Estado, la tarea más costosa ha sido la institucionalización y democratización de los procesos electorales para asegurar una competitividad y pluralidad partidaria, necesarias para aspirar a una transición democrática. Tal objetivo comenzó con la Ley Federal Electoral de 1946; seguida por la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Electorales (LEFOPE) de 1977, que buscaba frenar la hegemonía partidista del PRI; también, la Reforma electoral de 1987, donde surgió el Código Federal Electoral, el cual abrió más espacios para los partidos minoritarios; así como, la Reforma de 1991, momento crucial en el cual nace el Instituto Federal Electoral (IFE), el cual se encargaría de la organización de los procesos electorales; en 1994 comienza una “ciudadanización” del IFE, retirando el voto de los partidos en el Consejo General de la institución; asimismo, la reforma de 1996 reafirma esta ciudadanización y se generan requisitos más flexibles para el registro de nuevos partidos, fomentando la alternancia; igualmente, en 2007 quedan establecidas las funciones del IFE como órgano rector de los procesos electorales en todos los niveles; por último, en 2014 el IFE se convierte en el actual INE.


Dicho lo anterior, a pesar de todo el ejercicio político y legislativo que se ha realizado en favor de la democracia, logrando alternancias, el esfuerzo no se ha visto traducido en una colaboración entre la oposición, el partido mayoritario y el gobierno. Con el arribo de Morena, ocupando la mayoría de los escaños en las dos cámaras y teniendo como jefe del ejecutivo al miembro fundador del partido, distintos comentócratas han mencionado el gran parecido que este tiene con el PRI del siglo XX.

Si bien, la militancia de Morena se ha pronunciado en contra de la premisa anterior, reconociéndolo como la antinomia del PRI: las acciones del presidente de la República y del dirigente nacional del partido, Mario Delgado, dan elementos para pensar que esa premisa es verdadera. Por una parte, el presidente ha catalogado a los funcionarios que le indican algunos posibles errores en su administración como “conservadores” o “aliados de sus adversarios”, invalidando sus argumentos y procedimientos; tal situación ocurrió con los miembros de la Auditoria Superior de la Federación en el mes de febrero, a los cuales se les presionó mediática y políticamente para realizar una nueva auditoría de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM); así como, el presente (añejo también) conflicto con Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, miembros del INE. Por otra parte, Mario Delgado, ha presentado una postura muy radical, a tal grado de exigir la desintegración del órgano rector de los procesos electorales.


Ante esta situación, surgen las siguientes preguntas: ¿por qué desintegrar un organismo que emerge de la lucha para la transición democrática?; si el presidente y Morena abogan por la democracia, ¿por qué mostrar un discurso autoritario en contra de otras instituciones, que incluso gozan de autonomía? Es deseable que los miembros y dirigentes de la cuarta transformación realicen la autocrítica y permitan la pluralidad de ideas, de otra forma la transición a la democracia seguirá rezagándose.


El Pancracio Electoral: MORENA VS INE Round 6.


Isaac Riquelme, profesor adjunto de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y miembro del Centro de Estudios Sociales Antonio Gramsci


Ciertamente la confrontación que hemos observado en las últimas semanas entre el Partido oficial Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y el Instituto Nacional Electoral (INE) no es un hecho inédito, la animadversión proveniente de ambas partes ha sido una constante en los últimos años, recordando que la institucionalización de ambos se dio formalmente el mismo año o sea en 2014.


Es menester, aclarar que, tampoco ha sido el único, hace tres años se hicieron señalamientos por parte de quienes hoy ocupan el estatus de oposición con respecto a la supuesta postura laxa que tenía el INE al permitir al entonces Presidente de Morena e inminente candidato presidencial aparecer de forma cotidiana en la publicidad de su partido, de igual manera se le ha acusado de ser parcial al negarle las candidaturas independientes al gobernador de Nuevo León así como la esposa del Expresidente Calderón, dicho sea de paso, éstos volvieron a arremeter contra el INE cuando al intentar formalizar su partido político, les fue negado su registro al no cumplir con los requerimientos. No cabe la menor duda que el papel de árbitro recibe necesariamente embestidas de todas partes.

Parece casi un lugar común el escuchar elección tras elección que, ésta será la contienda más grande de la historia política de México, quizá la jornada que tendremos el 6 de junio al igual que la de 2018 sean dignas de dicho título. Este año 15 entidades federativas renovaran a sus gobernadores, es decir, casi la mitad del país. Por su parte más de mil municipios relevarán a sus presidentes municipales, eso en el ámbito local. Asimismo, la federación renovará o reelegirá a los 300 diputados de electos por el principio de mayoría relativa (voto popular) más los 200 de representación proporcional (plurinominales) por ende, la relevancia de esta elección no está a discusión.


La polémica desatada en este contexto surge a partir de una confrontación más entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador, los principales actores políticos de MORENA y las dos figuras centrales del INE el Consejero Presidente Lorenzo Córdova Vianello y el Consejero Ciro Murayama. Ambas partes entran en la contienda predispuestas por sus antecedentes y propagando hostilidades, tanto el Presidente como el INE están actuando de forma poco democrática e institucionalmente hablando, en realidad el único contendiente es Morena, tanto el titular del ejecutivo como el árbitro deberían permanecer al margen de sus funciones; con la finalidad de no entorpecer el proceso electoral. Esto evidentemente no es una apología al partido en el poder, Morena sin duda continúa actuando irracionalmente, dándole más armas a los opositores para señalarlo ante la opinión pública como una plataforma autoritaria.

La coyuntura crítica la podemos ubicar en el 2006, cuando los entonces Instituto Federal Electoral y el Tribunal Federal Electoral validaron la que sin duda alguna ha sido la elección más controvertida y cuestionada, ha sido obvio que a López Obrador no le agrada dicha institución y lo ha manifestado a través de los años. Centrándonos en el contexto actual, la disputa se venía cocinando meses antes con declaraciones de ambas partes, el Dr. Córdova Vianello en cada intervención académica lanzaba indirectas hacia el presidente, mientras que éste último las externaba abierta y explícitamente sin ningún tapujo durante sus habituales conferencias matutinas. Lo anterior nos conduce hacia el siguiente enfrentamiento, que se dio precisamente cuando el INE buscaba suspender las conferencias o por lo menos trasmitirlas de forma parcial, finalmente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió su permanencia, sin que esto aminorara la hostilidad latente.


A finales de Marzo el INE decidió cancelar alrededor de cincuenta candidaturas de Morena, entre ellas las de los contendientes a las gubernaturas de Michoacán y Guerrero, Raúl Morrón y Félix Salgado Macedonio respectivamente. Esto fue visto por una considerable fracción de Morena como una acción que se salía de las atribuciones del arbitraje imparcial y ante a la imposibilidad legal por parte del presidente de opinar abiertamente en las mañaneras, surgieron una serie de contraataques por parte de las figuras cruciales de Morena.


Una de las intervenciones más infortunadas vino por parte del actual presidente de Morena Mario Delgado, quien no supo sacar ventaja de la situación, ya que era el momento más adecuado de deslindarse de Salgado Macedonio quien es señalado de ser un agresor sexual y acosador, con lo cual habría ganado un poco de legitimidad por parte del movimiento feminista y no daría de que hablar a los intelectuales orgánicos del anterior régimen. Morena está careciendo de prudencia, diplomacia, civilidad y sobre todo de racionalidad, pues si en verdad pensara a largo plazo, además de ser coherente con los principios que pregona, debería ser menos impulsivo y enfocarse en democratizar al partido y fortalecer a los cuadros, tal parece que son las mismas élites de antaño las que buscan apoderarse de Morena y si eso sucede, el futuro del partido no es muy alentador. Quizá quien si ha mostrado cordura es en la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al señalar el papel neutral que debe cumplir el árbitro, no así la respuesta de éste último quien además se ha enganchado en diversas entrevistas al ser fuertemente cuestionado.

Discutir al respecto sería inacabable, y una columna de opinión no debe dar respuestas definitivas; su función es la de abrir el debate y que sea la sociedad quien tenga la posibilidad de completar y enriquecer la discusión, por lo que pondremos sobre la mesa algunas interrogantes pendientes ¿Ha habido prudencia por parte de los consejeros de INE? ¿Se ha sumado el INE, específicamente sus dos figuras principales al bando de la oposición? ¿El INE está cumpliendo única y exclusivamente sus funciones como árbitro? ¿Podrá López Obrador mantenerse al margen de la contienda? ¿Se está amedrentando al INE por parte del Gobierno Federal? ¿Afecta o contribuye a la consolidación democrática de México estas confrontaciones?


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