Antígonas
- revsafluenteescrit
- 30 sept 2021
- 3 Min. de lectura
Por: Mariana Reyes Serrano
“Estuve segura de que así, justo como estaba, podía hacer más por mí y por los otros que de cualquier otra forma. Esto era lo opuesto a la soledad.”
- Cristina Rivera Garza
Leer es interpretar. Pero, ¿interpretar qué? En las obras literarias, es común encontrar símbolos. Cosas que significan algo para nosotros. Esos símbolos se mantendrán en la literatura, pero nuestra percepción de éstos suelen modificarse. Ruth Scodel escribe que: “Cada cultura tiene sus propios esquemas y estereotipos morales, marcos de pensamiento que permiten a las personas hacer juicios rápidos.” (2010, p. 175) En este sentido, podríamos decir que nuestra percepción sería sociohistórica.
Pero, ¿podríamos acercarnos a estos signos creados con anterioridad y resignificarlos a críticas y prácticas más actuales?
Una de las tragedias griegas mejor conocidas en nuestros días es Antígona, de Sófocles. Es la historia de los cuatro hijos de Edipo (sí, ese Edipo): Antígona, Ismene, Eteocles y Polinices. Éstos dos últimos se han batido en duelo y han muerto en este. El gobernante de Tebas, Creonte, se ha puesto del lado de Eteocles y ha impuesto la condición de traidor a Polinices. Por lo tanto, no podrá ser enterrado como era acostumbrado. Antígona cree que es un derecho divino que Polinices pueda ser enterrado, y le pregunta a su hermana Ismene si querrá ayudarle a hacerlo. Ella se niega por miedo a recibir un castigo por ayudar a un traidor. Es en ese momento de la trama, donde Antígona manifiesta que ella lo enterrará, y que, “hermoso será morir haciéndolo.” (v. 71)
En este caso, Antígona es un personaje que va en contra del gobierno de su ciudad. Sólo podemos imaginarnos qué tan importante podría ser tener que seguir las reglas en esa época. Además, su condición como mujer no hace más que exponerla más a la crítica. Es importante recordar que sólo algunos hombres eran tratados como iguales y poseedores de derechos en la Grecia antigua.
Sin embargo, es cierto que en las líneas de Antígona podemos darnos cuenta del motivo que ella siente que tiene que cumplir, y cómo es que esa motivación sobrepasa la promesa de un matrimonio con el hijo de Creonte, o incluso su vida, al entender que lo que estará haciendo significa más que cualquier ley impuesta por el hombre.
Antígona González, de Sara Uribe, es un proyecto reciente de reunión y reescritura de textos que tienen que ver con la desaparición de personas y los cuerpos que son encontrados. Es desde el principio del escrito, donde se nos da una serie de instrucciones para contar muertos, donde la tercera de ellas dice: “Tres, contar inocentes y culpables, sicarios, niños, militares, civiles, presidentes municipales, migrantes, vendedores, secuestradores, policías.” (2014, p. 15). Aquí la condición de traicionar a alguien no demerita su derecho a la identidad, a ser contado.
La Antígona de Sófocles quiere enterrar a su hermano por la tradición de ese entonces, donde se relaciona la acción de la sepultura con la del descanso. En Antígona González vemos cierto parecido: “Quiero el descanso de los que buscan y el de los que no han sido encontrados.” (op. cit, p. 16).
Estos son dos ejemplos de cómo la apropiación de significados puede pasar por una resignificación de aquellas cosas que consideramos importantes o valiosas. Sin embargo, la figura de la Antígona sigue relacionándose con una ayuda para lograr un fin mucho más grande que ellas mismas.
Referencias
Rivera Garza, Cristina (2021) “El desamueblamiento” en Cultura y vida cotidiana. Nexos. (Recuperado el 12 de junio del 2021, de: https://cultura.nexos.com.mx/el-desamueblamiento/)
Scodel, Ruth (2010) La tragedia griega. Una introducción. FCE. México, D.F.
Sófocles (1981) “Antígona” en Tragedias. Gredos. España, Madrid.
Uribe, Sara (2014) Antígona González. Sur+ ediciones. México, Oaxaca de Juárez.
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