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Ukiyo-e: mundo flotante en la urbe nipona

  • revsafluenteescrit
  • 1 ago 2021
  • 4 Min. de lectura

Por Agni Garduño, columnista quincenal de Afluente, escritor en tiempos libres.

Fuente: Hiroshiwe, Utagawa. (1857). El puente Ōhashi en Atake bajo una lluvia repentina. Brooklyn Museum of Art de Nueva York.


Una tormenta veraniega caía sobre el puente Ohashi en el barrio de Atake en Japón, las personas que pasaban por ahí se cubrían el rostro con sus paraguas amarillos y negros, mientras a lo lejos se veía a un pescador que remaba en medio de las aguas y de aquel paisaje fluvial. Esta descripción corresponde a uno de los grabados japoneses más famosos del artista Utagawa Hiroshije, hijo de un capitán de bomberos y discípulo de Utagawa Toyohiro, maestro del estilo ukiyo-e o “pintura del mundo flotante”, el cual caracterizó uno de los periodos más importantes de Japón: el periodo Edo o Tokuwaga que abarcó de 1603 a 1868 y debe su nombre debido a que en esta época se estableció la capital japonesa en la ciudad de Edo, hoy Tokio.


Filosofía ukiyo-e y su manifestación en el arte

A pesar de que la traducción al español del término ukiyo-e designa un “mundo flotante”, este concepto tiene un carácter más filosófico y profundo. En un principio, la palabra ukiyo refería a un mundo doloroso y transitorio dentro del plano de la religión budista. Posteriormente, con la urbanización en Japón desde el siglo XVI hasta mediados del XIX, el grabado japonés empezó a cobrar una mayor importancia y los artistas empezaron a retratar la vida de una nueva clase media emergente compuesta principalmente por artesanos y comerciantes designados como chōnin (habitantes de la ciudad). Durante este periodo, la palabra ukiyo dejó su carácter religioso y empezó a ser utilizada para describir el mundo de quienes pertenecían a este estrato social.


Escenas del monte Fuji, actores de teatro kabuki, geishas sirviendo el té, burdeles, exhibiciones pirotécnicas y torneos de sumo, las pinturas empezaron a enfocarse en los aspectos más hedonistas y placenteros de la nueva sociedad japonesa y lo ukiyo empezó a ser sinónimo de este “mundo flotante” que surgió como telón de fondo de la urbanización de Tokio. Por consiguiente, el arte ukiyo-e observó al mundo de una manera mucho más natural y en términos occidentales a la manera del carpe diem (locución latina que significa "aprovecha o cosecha el día") para poder disfrutar del presente efímero, fugaz y transitorio.


Cabe resaltar que la manera en que se producían estos grabados era muy diferente a la que conocemos hoy en día. Puesto que se necesitaba del esfuerzo en conjunto de un editor, un artista, un cortador y un grabador. Primeramente, el editor y el artista realizaban el diseño. Posteriormente, el cortador trasladaba este último a una plancha de madera de cerezo. Finalmente, el grabador realizaba el grabado utilizando hasta veinte o treinta planchas diferentes para producir cada uno de los colores. Sin lugar a duda, su simplicidad contrastaba con la complejidad de su producción.


Escenas eróticas y paisajes

Hokusai, Katsushika. (1814). El sueño de la esposa del pescador.


Dentro de las estampas ukiyo-e se encuentran las de mujeres hermosas de la farándula o bijin-ga, las que reflejaban temas eróticos o shunga y las más famosas: las pinturas de paisajes o shizen . Estas últimas fueron muy redituables para los artistas del periodo Edo debido a la popularidad de la que gozaban y a su demanda creciente entre todos los sectores de la sociedad. Los shunga representaban escenas sexuales de todo tipo, con personajes de distintos estratos sociales, orientaciones sexuales e incluso con animales y seres mitológicos. Dentro de este tipo de estampas se distinguía la clase social de los personajes debido a los ropajes que utilizaban y se engrandecían los genitales para mostrar con mayor detalle las diferentes posturas sexuales que hacían sus personajes.


Por otro lado, quizá uno de los shizen más emblemáticos es el de La Gran Ola de Kanagawa del artista Katsushika Hokusai. La cual forma parte de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji. En el grabado podemos apreciar como una enorme ola está a punto de romper sobre tres barcas con el monte Fuji impasible al fondo. La obsesión de Hokusai con este último es una de las características más presentes de su obra. El Fuji como personaje inmutable del periodo Edo, observador de las actividades diarias de sus habitantes y de la nueva clase urbana, testigo de las ceremonias del té o cha-no-yu y de los combates entre samuráis. Indudablemente, Hokusai contribuyó en la construcción social de un símbolo y de un lugar emblemático de la cultura nipona.

Legado en Occidente

Hokusai, Katsushika. (1830-1833). La gran ola de Kanagawa. Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.


El grabado japonés y la estampa ukiyo-e trascendieron a escala internacional a pesar del aislamiento de Japón de toda influencia occidental durante el periodo Edo. Artistas impresionistas y postimpresionistas como Van Gogh, Edgar Degas y Toulouse Lautrec tomaron como referencia el diseño, los colores, así como el uso de la profundidad y de la perspectiva de los grabados japoneses. Asimismo, los temas paisajísticos tomaron un nuevo aire a partir de la técnica y de los temas ukiyo-e. Por consiguiente, podría decirse que grandes obras apreciadas de sobremanera por el público occidental como el cuadro de Lirios de Van Gogh o el de El Puente Japonés de Claude Monet, no hubieran podido concebirse como actualmente los conocemos sin la influencia y el legado de los artistas japoneses del periodo Edo.

Ello demuestra que la originalidad en el arte no es algo que nace del artista por sí solo, sino de la influencia de otros estilos y en este caso, de otras culturas, al momento de concebir aquello que conocemos como “obras de arte”, término muy controvertido y criticado que posteriormente debatiremos. Sin embargo, por el momento quedémonos en este mundo flotante, imaginándonos en la actividad que más nos proporcione placer y teniendo al Popocatépetl y al Iztaccíhuatl de fondo. Eternos testigos como el monte Fuji de lo fugaz que puede ser la vida terrenal.

Referencias

  • Bugler, Caroline. (2017). El Libro del Arte. México: DK.

  • Guerrero, Lourdes. (2019). Estampas del mundo flotante: ukiyo-e o xilografía ukiyo-e. 27/07/2021, de Hypotheses Sitio web: https://bdcv.hypotheses.org/3015


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