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El Cine de Oro y el mito de lo mexicano

  • revsafluenteescrit
  • 19 sept 2021
  • 4 Min. de lectura

Por: Agni Hazael Garduño Dávila, escritor en tiempos libres. Dudas, correcciones y críticas a mi correo agnigd@politicas.unam.mx


Diario Pulso. (2019). El cartelista del cine "dorado" mexicano.

Septiembre se ha convertido en sinónimo de mexicano. Sabemos que las festividades del 15 de septiembre están próximas cuando en cada esquina aparecen los puestos de banderitas, matracas, moños y cadenas tricolores. Ahora, quiero que te imagines que estás ahí comprando o solamente mirando la mercancía patriótica ¿qué es lo primero que resalta? Tal vez te venga a la mente la figura emblemática del mariachi, su típico sombrero y ni qué decir de la china poblana. Sin embargo, ¿cómo es que estos personajes se convirtieron en lo arquetípico de lo mexicano? México es muy diverso y no se puede reducir solo a eso pero ¿qué relación hay entre todo esto y el tan afamado cine de oro mexicano?


El mito en el arte es intencional

Probablemente al hablar de mitos nos remitimos a héroes y dioses, pero en esta ocasión hablaremos de otros mitos (los cuales no son excluyentes de nuestra primera acepción) ¿Qué es un mito? De acuerdo con Roland Barthes, el mito “es un habla […] un sistema de comunicación, un modo de significación” (Barthes, 2014). Si bien un mito constituye un sistema de comunicación, éste se conforma a partir de maneras y formas específicas; todas ellas nutridas desde la ideología y la semiología principalmente.

De igual forma, es importante resaltar que los mitos son cohesionadores puesto que simplifican o deforman la realidad a través de los significados y elementos que van tomando. Aunque, éstos también pueden ser utilizados por las clases dominantes y se presentan como “universales y naturales”. De tal forma que las clases dominadas se los apropian y contribuyen a su propia dominación. En esta ocasión el arte no se escapa de la formación de mitos. Puesto que a través de distintas obras, ya sea pinturas, esculturas, obras literarias y hasta las mismas películas y series, se construyen mitos y narrativas particulares y desde relaciones específicas de poder.

El Cine de Oro no es excepción y muestra de ello es el mito de lo “mexicano” que se construyó filme tras filme. La Época de Oro abarcó desde los treinta hasta finales de los cincuenta del siglo pasado. Si bien el análisis de cada una de estas producciones daría para más que una columna, aquí solo nos limitaremos a tres películas: Allá en el rancho grande (1936) de Fernando de Fuentes, Enamorada (1946) de Emilio Fernández y Los Tres García (1947) de Ismael Rodríguez.


El charro: entre la modernidad urbana capitalista y lo rural idealizado

Los debates en torno a la construcción del nacionalismo mexicano han rastreado uno de sus posibles orígenes en los sentimientos de pertenencia de los descendientes de los conquistadores españoles y en el posterior movimiento criollo que empezó a cuajar a lo largo de los siglos XVII y XVIII. No obstante, para efectos de debate y de controversia, personalmente entiendo que la masificación del nacionalismo mexicano y por consiguiente su mayor asimilación ocurrió hasta la segunda mitad del siglo XX a partir de dos acciones del reciente Estado posrevolucionario.

Por un lado, la adopción del movimiento muralista y su difusión a partir de la Secretaría de Cultura y la de Educación Pública. Por otro lado, a partir de la génesis del Cine de Oro Mexicano. Allá en el rancho grande, Enamorada y Los Tres García contienen aspectos muy similares. Los tres filmes se desarrollan en un espacio eminentemente rural a pesar de que en esas décadas la migración del campo a la ciudad empezó a agudizarse. Además, los personajes principales son caporales, rancheros o charros “[…] descendiente pintoresco del hacendado, con sus símbolos externos de poder, en su caballo alazán, adelantando su traje bordado y opulento, sus maneras que acusan práctica de mando” (Monsivais, 2013). De igual manera, estos melodramas enfocan más los problemas de los personajes que los propios acontecimientos históricos, como es el caso de Enamorada. O son utilizados como metáfora de una supuesta superioridad de “lo mexicano” y lo “rural” por encima de la modernidad e incluso de lo estadounidense, ello puede verse en Los Tres García.

Además de los personajes que el Cine de Oro utilizó para demostrar ante el mundo lo “mexicano”, ello también llevó como consecuencia la adopción de ciertos valores y espacios consagrados a esa “mexicanidad”. No es casualidad que dentro de éstos se encuentre el machismo, la virilidad, el orgullo de lo nacional sobre lo extranjero. Sin embargo, resulta curioso que a la par que la Época de Oro se consagraba con estos cánones en cada película, el acontecer histórico y político dictó otras pautas.

¿Acaso no es justo en esta época donde se consolida el llamado american way of life dentro de las clases medias y altas y su posterior adopción por aquellas más marginadas? También es preciso analizar que mientras en la cinematografía se idealizaba lo rural como el mundo idílico, el paraíso en la tierra como oposición a la ciudad con todas sus problemáticas; durante este periodo se produjo una centralización del proceso de producción capitalista de bienes y servicios a determinadas urbes, como la Ciudad de México o Guadalajara, y paulatinamente se abandonó el campo bien lo preconizó Juan Rulfo en su El Llano en Llamas.

De ahí que el charro y la canción ranchera emerjan como una canción desgarrada y de lamentos hacia las nuevas ciudades que acaparaban una creciente industria de servicios y posteriormente una nueva configuración social así como de conocimientos y saberes. Aunque esta figura devino mítica y se transformó en uno de los arquetipos de lo “mexicano”, ésta ocultó otras formas de vidas, costumbres, tradiciones y grupos que quedaron marginados a la sombra de su garbo.

Aquello que entendemos por “México” no es el resultado de un proceso natural y sin confrontaciones, sino uno en el que algunas identidades valen más que otras y éstas son plasmadas en el arte, como ocurrió con el Cine de Oro. Cabe pensar ¿Qué otras identidades se nos ocultan o son intencionalmente encubiertas? ¿Acaso también pueden entrar en esa palabra llamada México?




Referencias

  • Barthes, R. (2014). Mythologies . Francia : Éditions du Seuil.

  • Brading, D. (2011). Los orígenes del nacionalismo mexicano . México : Era.

  • Monsivais, C. (2013). Amor perdido . México : Era.

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